El II Foro Iberoamericano de los Horarios y el Tiempo fue la segunda edición del encuentro sobre la organización de los usos del tiempo en Latinoamérica. Estuvo compuesto de jornadas de intercambio sobre políticas, experiencias y conocimiento en relación con las políticas del tiempo y participaron personas expertas, personas representantes políticas y de la sociedad civil de todo el panorama iberoamericano. En esta edición se hizo una aproximación de qué significan las políticas del tiempo y el derecho al tiempo desde cada país y comunidad de la región:
- Desde México se presentaron diversos enfoques respecto a cómo pensar y aplicar políticas del tiempo con perspectivas locales, remarcando la prioridad de tener en cuenta la situación de los pueblos indígenas.
- Desde Colombia se enfatizó el “vivir sabroso” que caracteriza la intención política del gobierno colombiano, que las políticas deben recuperar, que el vivir sabroso es vivir sin miedo y que los indígenas refieren como el buen vivir, el disfrutar de la vida.
- Desde Argentina se destacó la importancia de que exista diálogo entre el sector académico, el sector público y el sector productivo en torno a las políticas del tiempo.
- Desde Chile se presentaron los resultados de implementar programas de cuidados y la voluntad de seguir adelante con nuevas normativas.
En términos generales, se expresó en las diferentes sesiones del Foro que es momento de repensar el equilibrio de los distintos aspectos de la vida: cómo se mide el valor del trabajo, remunerado y de cuidados; cómo se pone en juego en los nuevos mercados y en los nuevos sistemas financieros y económicos; y la importancia del descanso y los ritmos de desplazamiento en la vida cotidiana.
Hoy en día conviven múltiples procesos que ya no coinciden con el imaginario fabril y serial del trabajo, sobre el cual gira la organización tripartita de las ocho horas laborales, de descanso y de ocio que empezaron en el siglo XIX. Por lo tanto, el derecho al tiempo, al hecho de disponer de tiempo para sí mismo o misma, debe ser conceptualizado desde las realidades regionales y las demandas concretas de la población, también en Latinoamérica.
